CRONOGRAMA
El proyecto no debe suponer una herramienta con la que satisfacer las necesidades y los propósitos de las organizaciones, sino un medio que contribuya a caminar hacia la visión co-construida de los participantes. Resulta más frecuente de lo que nos gustaría, que las entidades que promueven este tipo de programas acaben distorsionando el sentido del propio proyecto, persiguiendo más bien los encomios del distinguido público que lo debe evaluar, que los intereses postergando de sus socios.
Este común ejercicio de onanismo, que salvo para encumbrarse, no presenta otro interés social, hace uso de la cronología como herramienta para condicionar y conducir el programa hacia la consecución de los objetivos que les acredite y erija como entidad refrendada para emprender y desarrollar legítimamente el rol que pretende representar.
Dicho esto, no es menos cierto que en un alto porcentaje, esta práctica deviene de las presiones, condiciones e imposiciones que padecen los proyectos por parte de los financiadores, que es entonces cuando estos utilizan a los primeros para construir y exhibir su rostro más social y filantrópico.
No nos resultaría demasiado farragoso o laborioso, o al menos más de lo que nos ha podido suponer la presente reflexión, añadir un cuadro repleto de cuadrículas al que incorporarle fechas en la cabecera vertical y tareas en el primer recuadro de cada fila, para acabar ofreciendo una exhibición de imaginación y dotes premonitorios marcando las intersecciones que coincidan con nuestra previsión o perecer. Pero consideramos, que exigir la realización de un cronograma refleja del demandante una visión de la realidad inmutable, estática y enfrascada en una lógica parmenidiana. Mientras que nuestra forma de concebirla evoca un sentido más heraclitiano, entendiendo que el devenir y sus efectos son imprevisibles.
Nos resulta difícil poder conocer o afirmar que el mañana será igual que el hoy, y es por eso que intentar confeccionar un itinerario, como si de la programación de un evento se tratara, carece de sentido, por lo que preferimos adoptar como postura, la prudencia y humildad del que no posee la certeza y prefiere no arriesgar el porvenir de los restantes.
Son estos argumentos que exponemos, los que nos han sugerido no llevar a cabo el diseño de un cronograma, ya que atendiendo a la orientación que ha tomado nuestro trabajo, nos parece poco práctico y pertinente elaborarlo. Hemos considerado más fructífero y oportuno que sea el consenso y el dialogo entre los socios quienes marquen los tiempos y la trayectoria del presente proyecto.