ACTIVIDADES PLANTEADAS
Como se ha mencionado a lo largo de la exposición del proyecto, el diseño de mismo advierte de su carácter constructivo, por lo que las actividades que se decidan desarrollar debieran ser el resultado del diálogo y consenso entre los distintos socios participantes. Teniendo conciencia de esto, en la propuesta del programa que se entrega, se han valorado posibles actividades que podrían propiciar unos ubérrimos efectos al proyecto, y como consecuencia de ello, se plantearán algunos de ellos a continuación.
Ordena las actividades por orden de preferencia según tu criterio:
1ª
2ª
3ª
¡ABRAMOS EL TELÓN AL ARTE!
Es importante establecer medidas que cubran las necesidades básicas del colectivo de personas sin hogar para la mejora de su situación, como por ejemplo, recursos, prestaciones, vivienda, alimentación e higiene, entre otras.
Las personas sin hogar pueden encontrarse viviendo en la calle sin recursos económicos, dificultando que esa situación cese o mejore. Existen programas y servicios que proporcionarían lo básico para paliar dicha situación, como donación de ropa, comedores sociales, servicio de duchas, además de existir Centros de Encuentro y Acogida (CEA) en los que se ofrece un espacio cerrado nocturno para el descanso de estas personas en sillones, refugiándose también de noches frías y lluviosas, además de ofrecerles un desayuno o algo de comida.
Por tanto, se entiende que de cara a este problema social se han establecido algunas medidas básicas de efecto inmediato como serían las explicadas anteriormente. Pero, sería adecuado pensar y plantear más medidas de cara al futuro de estas personas y su problemática y cómo se podría, dentro de lo que cabe, disminuirla o frenarla. Con esta orientación, algunas entidades han respondido y centrado sus nuevas iniciativas hacia el hogar, ofreciéndoles como primera medida una vivienda donde poder instalarse, conocido como Housing First.
Pero como vemos, la mayoría de las soluciones que se ofrecen son de primera necesidad, no abarcarían por promover capacidades ni fomentaría el empoderaramiento o acompañamiento en espacios públicos. Estas personas no solo tienen necesidades materiales como la falta de una vivienda, recursos económicos o alimentación, sino que también habría que tener en cuenta la parte emocional, vinculada con las relaciones sociales, por ejemplo (Muñoz y Cordero, 2017).
No hay que olvidar que este colectivo, puede estar estigmatizado socialmente de manera negativa, pudiendo existir por parte de la sociedad estereotipos y prejuicios acerca de estas personas. Esto podría dificultar la creación de vínculos sociales y favorecería por tanto el aislamiento social.
Además, habría que tener en cuenta, que estas personas pasan su día a día en la calle, sin nada ni nadie, ya que muchas de ellas se encuentran solas, sin familia o amigos. Pasan el día prácticamente sin hablar con ninguna persona y quizá a veces sienten una mayor necesidad de ser atendidos, comprendidos y sentir que no son invisibles, antes que la limosna, ropa o alimento. La parte emotivo-relacional se concibe como un segundo plano y es, por tanto, que sería adecuado crear medidas para mejorar dicho aspecto.
En definitiva, encontrarse en una situación de pobreza o exclusión social, propia de personas sin hogar, implicaría una pérdida de autoestima y dignidad, además de un incremento de sentimiento de soledad. De ahí, la necesidad y la importancia de intervenir en esta parte emocional del colectivo, ya que es la más débil y la que se encontraría más desamparada (Muro, 2015).
Una medida que podría establecerse sería la creación de grupos sociales, como idea de agrupación de profesionales y voluntarios que irían al lugar y entorno donde se encuentran estas personas, con la pretensión de interactuar con estos y empezar a crear un vínculo de confianza. Además de ser positivo para el colectivo, también lo serían para las personas que participasen, luchando contra los estereotipos y dando a conocer sus historias reales
Esto podría complementarse con la búsqueda de habilidades artísticas de estas personas (teatro, pintura, música, etc.) con la intención de establecerse un aprendizaje interrelacionado y poder difundirlo al resto de la sociedad. Se podrían formar distintos grupos sociales en función de sus intereses o habilidades y favorecer así su comunicación e interacción.
Una de las herramientas que favorecería el cambio personal y social, en relación a este tema, es el teatro, el cual incrementaría la autoestima y el contacto humano entre la ciudadanía, aspectos que se ven altamente perdidos en el colectivo del sinhogarismo. Además, aumentaría el aprendizaje en trabajo en equipo y el interpretar a un personaje con una historia concreta, facilitaría el ponerse en la piel de este con mayor empatía (Muro, 2015).
Otras de las finalidades principales que se persiguen con esta herramienta tipo teatral en nuestro programa serían (Muñoz Cordero, 2017):
- Facilitar la comunicación y las interacciones sociales positivas
- Fomentar la ayuda mutua
- Empoderar al colectivo sin hogar, recuperando la propia identidad
- Aprendizaje creativo y colectivo desde y para la comunidad general
Si se crea un grupo de teatro, este podría hacer pequeñas actuaciones en relación a su situación (como se sienten, cómo son vistos, como les gustaría que le viesen, quiénes y cómo son realmente…) en espacios públicos como plazas para que el resto de la sociedad pudiese verlo y así entenderles.
Si, por otro lado, se decidiera orientarlo hacia pintura, se podría de la misma manera, exponer las pinturas que plasmen sus sentimientos y realizar una exposición con las habilidades o intereses que cada persona tenga. Con esto, se le daría más visibilidad al colectivo y, por tanto, se fomentaría la sensibilización de la sociedad acerca del colectivo y su problemática.
Un ejemplo de esto podría verse en la labor que realiza la ONG Caídos del Cielo, con la creación de un proyecto teatral, escribiendo una obra sobre personas sin hogar, interpretada por ellos mismos en colaboración con Fundación RAIS. Como comenta Paloma Pedrero, fundadora y presidenta, además de ser una conocida dramaturga, salir de un problema en compañía, es posible, y el teatro para ello es una forma de expresión que cura y transforma ya que “hacer del dolor belleza es darle un sentido a la vida” (Caídos del Cielo, s.f.).
CAMINANDO JUNTOS HACIA UNA INDEPENDENCIA
Consideramos que una medida necesaria a poner en marcha para el colectivo de las personas sin hogar es la creación de empleo y la mejora de la calidad y la accesibilidad a este por diferentes causas que van a ser justificadas a continuación. La posibilidad de obtener un empleo remunerado contribuye a que la persona desarrolle un sentimiento de utilidad y se convierta en un sujeto aceptado como miembro de derecho de la comunidad. Además de que dicho puesto de trabajo va a conseguir que obtenga una serie de medios que le permitan desarrollar una vida autónoma, integrarse socialmente y sentirse perteneciente a un grupo (Cruz, 2006). El empleo se entiende como la expresión, el resultado y el vehículo de la integración social (Cabrera, 2010).
Durante la elaboración de esta medida, cuando hacemos referencia a la obtención de un empleo no solo nos referimos al desempeño de un trabajo remunerado sino a todo el camino que hay que recorrer y a todas las dificultades con las que nos encontraremos para el acceso, mantenimiento y promoción del empleo, sobre las que será necesario intervenir (Cruz, 2006).
Las políticas activas de empleo están siendo fomentadas por la UE como parte de las políticas sociales de lucha contra la exclusión, pero a pesar de esto no existen recursos especializados suficientes para la inserción laboral de este colectivo. Entre los objetivos de las personas sin hogar, para muchos de ellos la búsqueda de empleo se encuentra en la primera posición y, sin embargo, es el propio mercado laboral el que se encarga de obstaculizarles la posibilidad de integrarse (Cruz, 2006).
La aparición del sinhogarismo tiene dos factores principales: la precariedad en el empleo o la carencia de este y la ausencia de apoyos sociales; ambos junto con la carencia de espacio vital definen a las personas sin hogar. Estos factores no pueden ser analizados por separado ya que se encuentran interrelacionados y representan los condicionantes que genera la exclusión social. Unido a esto, este colectivo tiene una serie de características comunes como la falta de formación y de experiencia profesional, las adicciones, el estado de salud deteriorado, la soledad, etc., que van a aumentar los riesgos de exclusión (Cruz, 2006).
En resumen, las razones principales de que sigan existiendo a día de hoy personas que vivan en la calle se encuentran en la movilidad de los empleos, la precariedad laboral, una insuficiente respuesta de las administraciones públicas y un fracaso prácticamente total de los sistemas de prevención (Cruz, 2006)
En relación a las razones aportadas en el párrafo anterior, también cabría mencionar la importancia que adquiere el tiempo de duración del empleo. El hecho de que se prolongue en el tiempo un continuo fracaso en los intentos por encontrar un trabajo, provoca en la persona menos reactancia, es decir, va a desarrollar una actitud y sentimiento de resignación y acomodo progresivo (Cruz, 2006).
Estas personas quedan la mayoría de las veces atrapadas en un círculo vicioso que las llevan del paro a la calle, y una vez en esta situación de calle es prácticamente imposible obtener un empleo digno con el que poder pagar el alquiler de una vivienda y tener un techo en el que vivir. Si junto a esto, también tenemos en cuenta que en España no existen ayudas directas para el alquiler, se hace necesario romper con estas dinámicas desiguales y marginadoras mediante programas que permitan la vuelta al mercado de trabajo de las personas que han quedado excluidas (Cabrera, 2010).
Por otro lado, la adaptación a un horario y a las condiciones del mercado de trabajo resulta muy complicado en muchos casos para las personas sin hogar debido a la situación de deterioro sufrida por el tiempo viviendo en la calle, por lo que se hacen necesarias empresas de inserción o de economía social que se adapten a las características de estas personas (Cruz, 2006).
El nivel de estudios de este colectivo es muy bajo, fueron excluidos del sistema educativo a edades tempranas por diferentes razones o ni siquiera llegaron a formar parte en ningún momento, encontrando que un elevado número de ellos no han superado los estudios primarios o son analfabetos. Cuanto menos formación tiene una persona, más se reduce su acceso al mercado de trabajo, más aún si atendemos a la alta competitividad existente en el mercado laboral (Cruz, 2006).
Para la elaboración de parte de esta medida se ha utilizado la metodología de Empleo con Apoyo (ECA) que está principalmente desarrollada y centrada hacia las personas con discapacidad, pero ahora también incluye a otros grupos desfavorecidos para encontrar y mantener un trabajo remunerado en el mercado laboral, contribuyendo de esta forma a la estrategia de la UE de cohesión grupal y desarrollo.
Para el desarrollo de la ECA de deberá tener en cuenta y condicionar el trabajo atendiendo las características individuales de las personas, modificando el esquema básico por los prejuicios y estereotipos que afrontan unos y otros, que difieren entre sí. La idea central que mueve el modelo consiste en ir más allá de construir empleos protegidos en donde la capacitación laboral y la realización de actividades productivas están continuamente vinculadas a subvenciones públicas y/o privadas para compensar la supuesta baja rentabilidad económica. Es decir, el objetivo principal consiste en preparar al trabajador para que pueda llegarse a incorporar a un empleo ordinario, adecuado y adaptado a sus posibilidades personales y curriculares, en una empresa u organización convencional (Cabrera, 2010).
Una vez realizada esta pequeña contextualización sobre la situación laboral que viven un porcentaje elevado de este colectivo, veíamos necesario proponer una medida que pudiera ser utilizada para crear empleos y mejorar la calidad y la accesibilidad a estos, ofreciéndoles, de esta forma, una herramienta a largo plazo que les ayude a salir de su situación de calle de forma sostenible. Para ello, nos hemos ayudado del libro “Un techo y un futuro: buenas prácticas de la intervención social con personas sin hogar” de Pedro Cabrera, Graciela Malgesini y J. Antonio López.
En primer lugar, para que la medida pueda ser efectiva, es necesaria una coordinación directa con todos los centros que tengan vinculación o trabajen con las personas sin hogar, a saber: comedores sociales, centros de día, albergues, centros de información y acogida, centros en los que se les proporciona orientación, talleres ocupacionales, atención psicológica, asistencia jurídica, entre otros. Además, resulta pertinente la gestión y uso de otros recursos existentes que nos proporcione información personal de cada individuo y con el que se podría compaginar mejor la medida propuesta para cubrir todas las áreas primordiales de la persona. Un ejemplo podría ser el Housing First, en el que se tratan y tienen en cuenta aspectos como las adicciones, el estado de salud deteriorado, la soledad, etc.; por lo que se podría avanzar en lo referido a la adaptación de las personas en mercado laboral, asegurando de esta forma un mayor éxito de la medida propuesta.
Una vez recabada dicha información se tendría una entrevista inicial con cada persona sin hogar que haya sido recomendada por los diferentes servicios o compañeros con el objetivo de tener una imagen global sobre sus intereses personales, aspiraciones, nivel formativo, experiencia vital o situación de la que parte por ejemplo. En definitiva, conocer cuánto se ajusta cada uno a la medida y percibir su predisposición, motivación e intereses, puesto que no se quiere dejar a un lado la participación directa de la persona sin hogar en la planificación y el desarrollo de la medida, sino al contrario, se quiere que sea el centro.
No hay que perder de vista el objetivo final de la medida, la obtención de un empleo a largo plazo con el que puedan desarrollar una estabilidad económica que les permita el alquiler de una vivienda, el desarrollo de una vida autónoma y la integración en la sociedad. Para ello hay que pasar por otra fase previa de educación y formación en la que se trabajarán distintos aspectos. En un primer periodo de tiempo se les dará educación básica para todas aquellas personas que no hubieran podido terminar los estudios primarios, para que consigan adquirir unos conocimientos básicos que les permitan tener mejor acceso al mercado de trabajo. Posteriormente se les impartirán cursos de formación profesional para que puedan llegar a incorporarse a un empleo ordinario que se adapte a sus posibilidades personales y curriculares.
Paralelamente a este proceso formativo se les ofrecerán talleres de inserción, con el objeto de que los participantes desarrollen sus propias habilidades para conseguir un empleo a largo plazo, y también se estará trabajando la generación de rutinas y horarios para una mejor adaptación a las condiciones del mercado de trabajo, ya que tras tanto tiempo viviendo en la calle se sufre una situación de deterioro y se consolidan unos estilos de vida difíciles de cambiar. Con los horarios de las clases y la responsabilidad que conlleva la asistencia a estas y su aprovechamiento, se espera que las conductas se vayan adaptando poco a poco a las condiciones que se van a encontrar cuando se les proporcione un empleo. También pretende trabajar con los empleadores de las empresas u organizaciones que facilitarán la inclusión en el mercado laboral, con el fin de derribar las creencias y prejuicios socialmente aceptados acerca de las personas sin hogar y las posibles soluciones. De esta forma se estará ayudando a acabar con la barrera del prejuicio y los estereotipos.
Finalmente nos encontramos con la fase final, para la que nos guiaremos por la metodología del empleo con apoyo (ECA), que ha sido explicada en la introducción, como fórmula para encontrar y mantener un trabajo remunerado en el mercado laboral. Una vez se haya producido la incorporación al empleo de la persona, la actuación de la medida reduce su intensidad y tiempo dedicado, puesto que también es necesario que este grupo de personas encuentren y consigan sus propias soluciones. Dicho esto, la función principal en esta fase de la medida será la de seguimiento y acompañamiento puntual para poder tener una valoración sobre la evolución del trabajador, modificar conductas inadecuadas, reforzar comportamientos correctos y, básicamente, ser un apoyo al que la persona pueda recurrir mientras alcanza y mantiene su independencia a largo plazo, ayudándoles también para que encuentren y consigan sus propias soluciones.
AL CALOR DEL HOGAR
La prevención, como su propio nombre indica, significa prever la aparición de un hecho, sea este de la naturaleza que sea. Prevenir supone anticiparse a la aparición de los problemas de manera que las acciones pensadas que se quieran llevar a cabo, no solo trabajen sobre los efectos adversos de una determinada problemática en aras de paliar sus repercusiones negativas, sino que se aborden las causas que generan tal problemática para poder detener a tiempo un proceso que parece conducido a desembocar en una realidad problemática, como, por ejemplo, el sinhogarismo. La prevención es un aspecto clave y determinante dentro del abordaje de medidas para luchar contra el “sinhogarismo”, ya que puede evitar muchas situaciones dramáticas y hacer ganar mucho tiempo. Una buena cultura de prevención es sinónimo de tener un buen control sobre la situación y refleja también una voluntad firme de luchar contra los efectos de una determinada adversidad.
Una política de prevención puede ser diseñada y ejecutada desde los poderes públicos, que basaran su actuación en la línea de hacer cumplir los derechos sociales básicos de los ciudadanos, consagrados en los textos constitucionales de nuestro país. Algunos ejemplos de medidas sociales de carácter preventivo tomadas desde los poderes públicos que se pueden citar aquí son los recogidos en el Plan Estatal de Vivienda 2018-2021 (BOE, 2018), donde se detallan “las ayudas de alquiler de vivienda para los sectores de la población con escasos medios económicos”, “las ayudas a las víctimas de violencia de género, personas objeto de desahucio de su vivienda habitual, personas sin hogar y otras personas especialmente vulnerables” y “ el fomento del parque de vivienda de alquiler”.
Otras medidas que se han considerado por parte de los poderes públicos son las de regulación de los precios, estableciendo un máximo de referencia en la cuantía de la renta. Dicha medida encuentra sus antecedentes en ciudades europeas como es el caso de Paris, donde se han implantado una medida de control del precio (France 24, 2019) o congelando las subidas de precios por 5 años como en el caso de Berlín, para evitar subidas abusivas de los mismos (Reuters Editorial, 2019).
Desahucios en España (2008-2020)Entrando a analizar las estadísticas disponibles sobre desahucios en España, las cifras desde el año 2008, año de la crisis económica, son objeto de debate ya que no han existido cifras de desahucios oficiales y segregadas por impago de alquiler o ejecución hipotecaria hasta el año 2013, momento en el que el Consejo General del Poder Judicial (en adelante CGPJ) comienza a elaborar estadísticas a este respecto. Según la Plataforma de Afectadas por la Hipoteca, PAH (2020), a través de una proyección estimada, los datos de desahucios en España entre el año 2008 y 2012, años en los que se produjo la mayor subida de desahucios, son de 570.000. A partir del año 2013, cuando los datos ya son ofrecidos por el CGPJ, y hasta los últimos datos actualizados a fecha del 4º trimestre de 2019, los desahucios en España han sido un total de 440.107 (CPGJ, 2020). Si sumamos las dos cantidades correspondientes a los dos periodos de tiempo, encontramos que desde 2008 hasta 2019 ha habido en España una cifra aproximada de 1.010.017 desahucios. No entraremos a desagregar los datos en tipos de desahucios obedeciendo a la causa, ya sea por ejecuciones hipotecario, por impagos de alquiler o por otros motivos, ya que no lo consideramos hasta cierto punto relevante para la explicación de esta medida.
A nivel de Andalucía, los datos registrados desde 2013 hasta la actualidad muestran que se han producido un total de 69390 desahucios (CGPJ, 2020). El año 2015 fue el año donde se registraron más casos de desahucios dentro de esta serie con 10.694. Por otro lado, el año 2019 fue el que menos sumó con 8.806.
Organización colectiva para la prevenciónSin embargo, la prevención no es solo propiedad exclusiva de los poderes públicos, y de hecho muchas veces estos no alcanzar a brindar todos los recursos y esfuerzos necesarios para anticiparse a una situación de sinhogarismo. Por ello, ante la ausencia de prevención y protección pública que se pueda dar, la tarea de prevención puede caer en la responsabilidad civil y ciudadana.
Una de las herramientas que tiene la población para hacer valer sus derechos sociales, como el de la vivienda, es la organización colectiva. Es posible articular medidas preventivas de inspiración horizontal y comunitario que enfoque su actuar en la prevención, a través de generar una organización colectiva de base, que permita involucrar al mismo tiempo a personas con problemas económicos que estén al borde de perder su vivienda como resultado de un proceso de desahucio hipotecario, del impago del alquiler etc..., junto con personas solidarias con ánimo de colaborar en aquellos procesos con riesgo de perder la vivienda y también a expertos del campo de la psicología, de la abogacía y del trabajo social que voluntariamente decidan por sus conocimientos en manos de la solución a estos problemas.
Esta medida que proponemos y que está en sintonía con el espíritu participativo y colaborativo por el que se rige el modelo IPA, se concreta en la generación de espacios para el encuentro entre personas interesadas en la prevención de realidad de “sinhogarismo”; personas afectadas por un proceso de desahucio o de desalojo de su primera vivienda; personas solidarias con el ánimo y la voluntad de colaborar con los afectados; y expertos en campos sociales como la psicología, la abogacía o el trabajo social que cuenten con herramientas técnicas y profesionales aptas para intervenir en los procesos y evitar la consumación de procesos de ”sinhogarismo”. Estas colaboraciones se darán en un contexto de voluntariedad respetado por todas las partes, lo que significa que no podrá existir ánimo de lucho por parte de nadie, ni ningún tipo de remuneración en forma de pago y cobro económico por la labor realizada por los profesionales. La premisa que prima en esta medida es la voluntariedad altruista y solidaria.
Por otro lado, esta medida encuentra un encaje dentro del proyecto “Construyendo el hogar de tod_s” a través de uno de sus objetivos específicos formulado en los siguientes términos:
“Facilitar la creación, el desarrollo y la perdurabilidad de redes sociales de apoyos mutuas entre los distintos miembros u organizaciones de la comunidad para que sirvan como motor de integración, solidaridad y vecindad”.
En su desarrollo y puesta en práctica, no podemos obviar la existencia de la organización Stop Desahucios Granada 15M, la cual lleva trabajando desde el año 2012, año de su fundación al calor del movimiento social 15-M y de la definición del problema de los desahucios en la agenda pública. El cometido de Stop Desahucios Granada 15M se encuentra muy en relación con el que plantea esta medida, llegando a servir de antecedente inspirador, por lo que, debido a la similitud de objetivos y metodología de funcionamiento que existe entre la labor que desarrolla y nuestra medida propuesta, se hace evidente la necesidad de crear un contacto estrecho entre ambas y trabajar conjuntamente de manera que los encuentros en forma de asamblea abierta sean concebidos como los espacios habilitados para la confluencia de esfuerzos.
A través de un trabajo coordinado entre los diferentes actores y del establecimiento de alianzas, se fomentará en trabajo en colectividad en forma de reuniones con una periodicidad a consensuar. El objetivo de dichas reuniones será exponer y analizar en conjunto las problemáticas en relación a los procesos de desahucios a las que se quieren dar una solución, escuchar la voz de las personas afectadas y diseñar estrategias de acción tendentes a defender el derecho a una vivienda digna. El modo de funcionamiento y de organización interna de las asambleas será decisión a determinar por los diferentes componentes de la misma ya que en todo momento se persigue la horizontalidad en la toma de decisiones, pero se tendrá en consideración el modelo desarrollado por Stop Desahucios Granada 15M.
MEDIDA CUATRO
Test